Las Fuerzas Armadas fueron el único actor con capacidad para detener el proceso de cambio político entre 1975 y 1986. Sin embargo, los militares que actuaron en las operaciones que se sucedieron a partir de 1977 no lo hicieron en solitario, sino que contaron con el apoyo de núcleos políticos partidarios de reordenar el sistema democrático o de destruirlo. Tras el triunfo del PSOE, estos núcleos desaparecieron, y solo quedaron unos grupúsculos residuales que actuaron entre 1982 y 1986, optando por nuevas dinámicas, como el terrorismo, aunque fueron incapaces de poner en peligro el sistema democrático. Un relato centrado de los intentos golpistas que sacudieron la Transición Democrática desde 1976 hasta 1985 por un bien conocido núcleo duro del ejército, ofreciendo información que tuvieron los diferentes gobiernos sobre los mismos. Con el fin de no facilitar publicidad a la ultraderecha como mártires o protagonismo alguno, los gobiernos democráticos ocultaron estos intentos e incluso las claves del 23-F, unos episodios que amenazan con tumbar el modelo de Estado y la Constitución aprobada tras la muerte de Franco, pretendiendo recuperar un régimen lo más parecido a lo que se había vivido en las cuatro décadas anteriores. El día 23 de febrero de 1981, el teniente coronel Antonio Tejero entró en el Congreso fusil en mano con el único objetivo de convertir a Alfonso Armada en el nuevo presidente del Gobierno. No lo consiguieron, pero el miedo a que en las instituciones españolas pudiera volver a suceder algo como aquello sigue todavía presente.